Después del verano toca meterse en vereda; me he relajado mucho y he salido a comer y beber sin control; con tanto calor apenas he practicado ejercicio y la grasa “asoma”. En septiembre retomo la dieta; ¿crossfit? ¿Ayuno intermitente?
Esto es un ejemplo de lo que nos decimos a nosotros mismos cada vuelta de vacaciones. ¿Te pasa a ti también? Tras la vuelta a la rutina queremos “recortar”. Pero… ¿por qué queremos hacerlo? Desde Ohana Psicología queremos abordar qué es la imagen corporal, por qué se ve afectada e influida y qué debemos tener en cuenta; ¿destapamos mitos?
La imagen corporal se define como “la imagen que creamos en la mente sobre nuestro propio cuerpo; por lo que no es nuestro cuerpo, sino cómo lo vemos nosotros” (Schilder,1935).
Para entender qué es la imagen corporal es necesario verla desde todos sus enfoques:
- Cómo percibo mi cuerpo.
- Cómo evalúo el tamaño de mi cuerpo y el de los demás
- Qué siento sobre la percepción de mi propio cuerpo, lo que puede llevar a una (in)satisfacción corporal donde lo acepto o lo rechazo.
- Qué pienso acerca de mi imagen corporal teniendo en cuenta mis creencias, actitudes, valoraciones y/o esquemas cognitivos.
- Cómo me comporto con mi cuerpo.
Pero lo cierto, es que la percepción que tenemos sobre nuestro cuerpo no es del todo real, ya que nos movemos en un único estándar de belleza que cumplimos o no cumplimos. Y es aquí donde entran los modelos sociales.
Estos modelos nos llegan a través de los medios de comunicación y las redes sociales (anuncios, filtros, etc.).
Interiorizamos dichos modelos y ello hace que los consideremos como los correctos, y para poder cumplirlos hacemos deporte obsesivamente, seguimos dietas donde se evitan determinados alimentos o disminuimos el número de ingestas, incluso nos comparamos con los demás de forma negativa.
¿Cómo tratamos nuestro cuerpo?
El término o expresión culto al cuerpo hace referencia a la obsesión por el estado del propio físico, lo cual, puede llevarnos a sobreponer la importancia del aspecto físico, es decir, del exterior de nuestro cuerpo por encima de salud física y psicológica.
Cada vez son más las personas que buscan perder peso y adelgazar mediante métodos poco o nada recomendables, realizándolos sin control alguno o supervisado por profesionales ajenos al ámbito médico y científico.
Estos modos de actuar, pese a estar muy normalizadas, no son saludables, pues buscan compensar o restringir, ¿te suenan estos términos? Son comportamientos que buscan “aliviar” el malestar por haber hecho algo que se considera «poco sano» (ej. comer en exceso).
La función que tienen es “equilibrar la balanza”. Hablamos de compensar cuando se llevan a cabo otras conductas consideradas saludables (ir 4 horas al gimnasio cada día, “no puedo faltar ni uno”) y de restringir cuando comemos menos o, ya puestos, cuando no comemos.
Decimos “aliviar el malestar” porque el motivo por el que se ponen en marcha estas conductas se debe los intensos sentimientos de culpa, vergüenza, frustración y no valía que podemos sentir.
Esto puede afectar muy negativamente nuestra autoestima, incluso pueden hacer que nos aislemos para evitar sentirnos expuestos o sujetos a observación y crítica por los demás. Lamentablemente, hoy en día sentirse así con respecto a los demás es muy habitual.
Todos y todas formamos parte de nuestra sociedad, e inevitablemente recibimos constantes mensajes sobre el canon de belleza al que aspirar por distintos motivos a los que se ha asociado, entre otros muchos motivos: éxito, conseguir pareja, popularidad social, evitar la crítica o el rechazo, entre otros muchos motivos.
Por supuesto, desde Ohana Psicología estamos rotundamente en desacuerdo con este tipo de mensajes y con las asociaciones sociales establecidas. Sin embargo, ser absolutamente ajeno a la influencia de estos mensajes es sino imposible, un objetivo dificilísimo.
Por tanto, cuando nos planteamos cambiar nuestro cuerpo, tenemos que plantearnos honestamente y reflexionar sobre el motivo por el que lo haces y cómo lo estás haciendo.
Si el motivo es por una cuestión de salud, entonces debemos asegurarnos de que ese mensaje nos lo da una persona cualificada y con argumentos demostrables de que una pérdida o una ganancia de peso, o una determinada operación es necesaria para nuestra supervivencia o como mínimo una mejora de nuestra calidad de vida.
Si no hay un motivo de salud, entonces, no nos engañemos, no pasa nada, seguramente queremos cambiar nuestro cuerpo porque tenemos asumidas estas creencias sociales, nos lo contemos como nos lo queramos contar. Bienvenido y bienvenida al club. Ahora, en este caso, ¿hasta dónde estás dispuesto o dispuesta a llegar? Si quieres cambiar tu cuerpo, es totalmente lícito, es tuyo, y puedes hacer con él lo que quieras, pero si ello conlleva sobrepasar los límites de bienestar físico y psicológico entonces, NECESITAS AYUDA.
Como por desgracia vemos con una gran frecuencia, la obsesión por el cuerpo puede desencadenar en diferentes trastornos como: bulimia, anorexia, trastorno por atracones, trastorno por evitación/restricción de la ingesta de alimentos, vigorexia o dismorfia muscular, ortorexia y trastorno dismórfico corporal.
Los trastornos alimenticios (según su grado de gravedad) pueden desembocar en otros trastornos afectivos e, incluso, si no son convenientemente tratados, en ideaciones suicidas. La recomendación es clara: Siempre se debe acudir y solicitar consejo psicológico y nutricional especializados en Conducta alimentaria y sus trastornos.
Necesitamos recalcar que no se puede cambiar de forma instantánea o inmediata, como los charlatanes nos lo venden (“Cómo perder peso en 7 días”). Porque la adaptación metabólica de nuestro cuerpo ante cambios abruptos de peso, lo interpreta como una amenaza para la salud, lo que dispara su alerta y hace que comience a acumular de manera masiva nutrientes de reserva para poder subsistir a estados amenazantes futuros.
¿Qué puedo hacer?
La frase “Salud en todas las tallas” promueve el respeto corporal asegurando que el peso no define la salud de alguien. Y en Ohana Psicología apoyamos los principios que subyacen en este enfoque seguro y controlado compuestos por:
- Conservar el respeto y aceptación a nuestro cuerpo, sin importar su tamaño.
- Fomentar comportamientos de salud positivos que generen bienestar, cuidado y atención con la intención de reducir el impacto del estigma relacionado con el peso.
- Organizar una alimentación flexible y sana que ofrezca satisfacción, logre la saciedad y el disfrute.
- Mejorar la calidad de vida añadiendo a la rutina diaria actividades físicas evitando el cansancio extremo.
Es importante informarse y ser conscientes de: qué es la dieta, qué son las dietas restrictivas y qué efectos a largo plazo pueden producir, pues ajustarse una dieta estricta puede suponer el descuido.
Es imprescindible saber qué es comer sano
Comer sano no solo implica comer, sino comer bien, “comer con conciencia” prestando atención con todos nuestros sentidos a cómo se está comiendo, a por qué se está comiendo, y a qué se está comiendo.
No existen cuerpos iguales y todos están en continuo cambio conforme pasa el tiempo. Pero nada de esto es negativo, porque polarizarse significaría afirmar que sólo hay un único cuerpo válido y perpetuo en los estándares de belleza. Peleamos por formar parte de un ideal de belleza que resulta inalcanzable.
IGUALDAD DE GÉNERO
En coherencia con el valor asumido de la igualdad de género, todas las denominaciones que en este documento hacen referencia a personas y se efectúan en género masculino, cuando no hayan sido sustituido por términos genéricos, se entenderán hechas indistintamente, según el género de la persona que los desempeñe.
En Ohana Psicología contamos con un grupo de psicólogas expertas en todo tipo de terapias y ofrecemos servicios de supervisión psicológica de psicólogos profesionales.