La ruptura de una relación de pareja es una experiencia que puede resultar muy dolorosa. Aunque no implique una pérdida física definitiva como la muerte, sí conlleva un duelo emocional profundo que afecta a la estabilidad psicológica, social y, en ocasiones, al estado físico de las personas. Comprender este proceso es esencial para transitarlo de manera saludable.
¿Qué es el duelo amoroso?
El duelo amoroso es la respuesta emocional ante la pérdida de una relación de pareja. Esta etapa puede estar acompañada de miedo, tanto por lo que se ha perdido como por la incertidumbre que siente hacia los cambios que sucederán. Este proceso no siempre es lineal ni tiene una duración fija, pues cada persona lo vive de forma distinta e influida por factores como duración de la relación rota, intensidad del vínculo o conexión amorosa, causa desencadenante de la ruptura y recursos personales disponibles para afrontar la pérdida.
Etapas del duelo tras una ruptura
Tampoco todas las personas recorren las mismas fases, aunque los expertos en este tipo de pérdida coinciden varias etapas muy comunes:
- Negación: Puede haber una dificultad para aceptar la realidad. Algunas personas esperan que la pareja regrese o mantienen la fantasía de una reconciliación. En esta etapa el tiempo es el mejor aliado.
- Ira: Pueden surgir emociones de rabia, ya sea hacia la otra persona, hacia uno mismo o incluso hacia el futuro. Aparecen preguntas como «¿Por qué me pasó esto?» o «¿Qué hice mal?». En caso de transitar esta etapa es importante que te permitas sentirla.
- Negociación: En esta etapa se intenta revertir la ruptura, recuperar lo perdido, con pensamientos del tipo «Si cambiara esto, podríamos volver». Es común tratar de contactar con la pareja o buscar soluciones alternativas.
- Tristeza: Se hace presente la aceptación de la pérdida, acompañada de dolor emocional. Pueden aparecer síntomas depresivos como insomnio, falta de apetito o apatía. En esta etapa suele aparecer el miedo a no ser querido o querida: “nunca encontraré a nadie igual”, “no estuve a la altura y ahora ya no lo estaré con nadie”…
- Aceptación: Finalmente, y esta es la última fase, la persona comienza a reconstruir su vida, a redefinir su identidad fuera de la relación y a proyectarse hacia el futuro.
Lo importante de estas experiencias es aprender sobre nosotros mismos, lo que nos va a facilitar estar bien antes de iniciar otra relación de pareja.
Factores que complican el duelo
También pueden presentarse circunstancias que dificulten o prolonguen el proceso de duelo; algunos son los siguientes:
- Rupturas inesperadas, como infidelidad o abandono repentino.
- Relaciones de dependencia emocional, donde la identidad propia estaba muy ligada a la otra persona de la pareja.
- Falta de cierre, por ejemplo, no tener la oportunidad de hablar sobre la separación sobre la ruptura o no obtener respuestas a las preguntas que se plantean.
- Contacto continuo, ya sea físico o virtual, pues impide el necesario desapego emocional.
Estrategias para recorrer el duelo de manera adecuada
Superar una ruptura requiere tiempo y esfuerzo personal, pero existen formas saludables de acompañar y ayudar a la persona o personas afectadas en este proceso complicado y doloroso:
- Aceptar y expresar las emociones, sin juzgarse por sentir tristeza, ira o miedo.
- Establecer límites claros y reducidos respecto al contacto con la expareja. Esto ayuda a desvincularte emocionalmente y dejar de alimentar falsas esperanzas.
- Buscar apoyo o compañía emocional en otras personas, ya sea en amigos, familiares o profesionales.
- Redescubrir intereses y actividades personales, que ayuden a reconectar con uno mismo. Dedica tiempo a aquellas actividades que te gustan y te hacen sentir bien, pero sin exigencias ni prisas.
- Evitar decisiones impulsivas, como iniciar una nueva relación con el objetivo para llenar el vacío emocional, esto no funciona.
Conclusiones:
El duelo por una ruptura amorosa puede ser una vivencia dolorosa, pero también una oportunidad de crecimiento personal. Lejos de ser una señal de debilidad, experimentar dolor tras una pérdida afectiva es una reacción humana natural. Reconocer las etapas del duelo, identificar los factores que lo dificultan y adoptar estrategias adecuadas para afrontarlo permite no solo cerrar un ciclo, sino también abrir la puerta a una nueva etapa más consciente, resiliente y conectada con uno mismo. En última instancia, transitar el duelo no significa olvidar, sino aprender a vivir sin lo que se ha perdido.
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IGUALDAD DE GÉNERO
En coherencia con el valor asumido de la igualdad de género, todas las denominaciones que en este documento hacen referencia a personas y se efectúan en género masculino, cuando no hayan sido sustituido por términos genéricos, se entenderán hechas indistintamente, según el género de la persona que los desempeñe.