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Cuando la SOLEDAD es el único sentimiento que nos acompaña

¿QUÉ ES LA SOLEDAD?

La palabra soledad proviene del latín solitas y significa “cualidad de estar sin nadie más”. Sin embargo, el ser humano es considerado el animal más social de todos. Ello exige que necesitemos de conexiones significativas y de sentido de pertenencia, de ser parte de algo, de poder contar con un grupo de referencia. Necesitamos que nos escuchen, que nos miren a los ojos, poder expresar aquello que nos genera sufrimiento y que los demás sean red de apoyo. Tenemos, en resumen, la necesidad humana de conectar a nivel social y relacional.

Por tanto, la ausencia de vínculos sociales y afectos, la pérdida de relaciones, la falta de reciprocidad o la reclusión, llevan al individuo a los indeseados sentimientos de aislamiento. Es entonces, cuando aparece uno de los mayores temores que podemos llegar a experimentar: la soledad que poco a poco nos vuelve invisibles a la mirada del otro, la soledad que nos duele.

Aunque hay pocas experiencias tan universales como la soledad, ésta, la soledad, puede ser de tantos tipos como personas puedan sentirla. Por tanto, dado su carácter subjetivo, variable y emotivo, puede llegar a ser tan compleja de definir como de cuantificar.

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MODELO DE DISCREPANCIA COGNITIVA

El Modelo de Discrepancia Cognitiva de Gierveld (1998), en referencia a la soledad, es una teoría que explica cómo las personas experimentan la soledad y cómo intentar reducir esa sensación tan desagradable e incómoda. Asimismo, el sentimiento de soledad se manifiesta cuando surge una disconformidad entre las relaciones que tengo y las que desearía tener.

Esta discrepancia puede ser percibida tanto en términos de cantidad (por ejemplo, tener pocas relaciones sociales), como de calidad (por ejemplo, no tener relaciones cercanas o significativas). Por tanto, la soledad no necesariamente implicaría ausencia de relaciones, sino que está vinculada con el deseo de tener más relaciones (cantidad) y mejores (calidad) en las que ya se tienen o en las que se perciben. Este sentimiento se relaciona con la percepción del sujeto y, por ende, puede variar de una persona a otra.

Por otro lado, las personas podemos estar sin compañía alguna y no sentir soledad. O podemos estar rodeados de pocas o muchas personas y sentirnos solos. Es decir, lo que puede resultar doloroso para una persona puede no serlo para otra, y viceversa. Algunas personas pueden encontrar consuelo y disfrute en la soledad elegida, mientras que para otras la soledad puede ser especialmente dolorosa. En cierto modo, da igual que a nuestro alrededor haya o no personas si no las sentimos ahí, pues la sensación de vacío sólo la experimentamos dentro de nosotros, dentro de uno mismo.

Por esta razón, cuando las necesidades de contacto y vinculación no están siendo cubiertas o, en otras palabras, cuando las personas experimentan esta discrepancia cognitiva entre su situación social actual y sus deseos o expectativas sociales es, entonces, cuando se desencadena la sensación de soledad. Y esta discrepancia puede ser causada por factores diversos, como la falta de conexiones íntimas, la ausencia de apoyo emocional o la falta de interacciones sociales significativas.

Así pues, la soledad se sostiene en el desencuentro entre lo que se desea y lo que se vive.

SENTIRSE SOLO O ESTAR SOLO

Hay una gran diferencia entre sentirse solo y estar solo. Sentirse solo SÍ conlleva la sensación de soledad, es una experiencia emocional en la que alguien experimenta una sensación de vacío y de falta de conexión emocional con los demás. La soledad puede ser tanto una experiencia emocional, como una condición social.

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LOS DOS TIPOS PRINCIPALES DE SOLEDAD

Tradicionalmente se ha hecho una distinción entre la soledad social y la soledad emocional. La soledad social se refiere a la falta de vínculos significativos y de relaciones sociales satisfactorias. Implica la ausencia de conexiones y apego que brinden una base segura y una sensación de pertenencia e integración en el entorno social. Este tipo de soledad puede generar sensaciones de vacío, frustración y anhelo por encontrar compañía y conexión con otros.

Por otro lado, la soledad emocional se relaciona más con la falta de intimidad y relaciones afectivas profundas. Es la sensación subjetiva de no tener a alguien con quien establecer un vínculo emocional significativo. Este tipo de soledad puede presentarse cuando la persona está sola cuando está en compañía de otros, y puede dar lugar a la aparición de sentimientos de tristeza, insatisfacción y ansiedad debidos a la falta de apoyo emocional y conexión personal.

Ambos tipos de soledad, la social y la emocional, pueden tener un impacto negativo en el bienestar emocional y físico de una persona. En consecuencia, la soledad se convierte en la experiencia de estar dolorosamente desconectado, excluido y aislado, sin nadie a quien poder recurrir para obtener ese apoyo honesto y significativo. La soledad puede ser el origen de otras emociones como, por ejemplo, tristeza, miedo, ansiedad, temor o nostalgia.

¿QUÉ PODEMOS HACER COMO SOCIEDAD?

A veces puede resultar muy difícil comunicar a los demás que nos sentimos incomprendidos, apartados o excluidos de una sociedad que se caracteriza por un ritmo de vida acelerado y que carga a las personas con numerosas actividades y responsabilidades, pareciendo que no sólo no hay tiempo ni espacio para abordar esos sentimientos, sino que incluso pueden producir rechazo e incomodidad en los otros.

Sin embargo, es importante reconocer y validar la emoción de sentirnos solos. Y para lo demás, es crucial ser cuidadoso y atento hacia aquellos que expresan esta sensación, a fin de ofrecerles apoyo y acompañamiento. Preguntar cómo les gustaría ser ayudados y cómo desean ser acompañados puede marcar la diferencia.

El ruido en la cabeza y la angustia que provoca y acompaña a la soledad deben ser hablados y expresados. Revisar desde qué lugar nos estamos vinculando en nuestras relaciones, qué buscamos en ellas y qué pensamientos surgen cuando estamos solos, así como comprender el origen de estos sentimientos nos ayudará a entender mejor nuestra propia experiencia de soledad y, probablemente, a encontrar formas saludables de lidiar con ella.

Y, para terminar, hay que señalar que si el contenido de este artículo te ha resultado familiar y crees que puedas estar atravesando una situación complicada, pide ayuda. Las psicólogas del Centro Ohana Psicología podemos ayudarte, orientarte y acompañarte. Juntos podemos atravesar este proceso y encontrar el camino que te devuelva tu bienestar emocional.

IGUALDAD DE GÉNERO

En coherencia con el valor asumido de la igualdad de género, todas las denominaciones que en este documento hacen referencia a personas y se efectúan en género masculino, cuando no hayan sido sustituido por términos genéricos, se entenderán hechas indistintamente en género femenino o masculino, según el género de la persona que los desempeñe.

En Ohana Psicología contamos con un grupo de psicólogas expertas en todo tipo de terapias y ofrecemos servicios de supervisión para psicólogos.

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