Cuando pensamos en la Navidad, se nos suele venir a la cabeza una imagen idílica: una época de alegría, llena de reencuentros con amigos y familiares, unas buenas comilonas y, en definitiva, una celebración perfecta, ¿verdad? Y es que, si nos ponemos a pensar en películas, programas de televisión, o incluso en las redes sociales, puede que nos demos cuenta de que se ha construido una imagen muy idealizada de estas fechas. Pero… ¿es esto real?
Desde que somos pequeños, nos hablan de la Navidad como algo mágico. Parece que nuestra vida se tiene que llenar de árboles, luces, regalos y un paisaje nevado de postal. De repente las películas y series que echan en la televisión nos hacen sentir que todos debemos tener una familia perfecta y feliz, y si no la tenemos, es que algo raro pasa.
Pero la verdad es que no todas las familias son perfectas, por no decir que ninguna, pues ¿qué es la perfección? No todo el mundo se lleva bien dentro de su entorno. No todos tienen la posibilidad de hacer y recibir regalos o incluso hay quien no quiere celebrar la Nochebuena. La realidad es que, para algunas personas, estas fechas pueden suponer una época bastante complicada de gestionar, en la que se encuentran con conflictos sin resolver o con la ausencia de algún ser querido.
Las expectativas navideñas pueden convertirse en una fuente de frustración cuando chocan con la realidad. Las reuniones familiares pueden traer a la mesa tensiones actuales o pasadas, o simplemente mostrar una situación que no es la socialmente esperada en estas fechas. Si a esto le sumamos la presión de que todo salga perfecto y el esfuerzo por mostrar una felicidad constante, escondiendo lo que realmente sentimos, la carga emocional puede hacerse aún más pesada.
Para quienes han perdido a alguien, la Navidad puede convertirse en recordatorio de esa ausencia, lo que se conoce como el “síndrome de la silla vacía”. Aquellos con dificultades económicas se topan en estos días con la realidad de que no pueden cumplir con las expectativas del gran regalo que tal vez querrían hacerle a sus seres queridos, o de la cena que quisieran disfrutar con ellos. Otras personas, tal vez no tienen cerca a esa familia con la que disfrutar, porque se encuentran en otra ciudad, y otros simplemente tal vez la tienen cerca, pero sienten que no son las personas indicadas para celebrarla junto a ellos. Esta discrepancia entre lo que se espera y lo que realmente se vive, puede llevar a una sensación de insatisfacción, de no estar cumpliendo realmente con lo que se supone que es la Navidad.
Es por eso, que desde Ohana psicología os queríamos regalar en estas fechas ciertas estrategias para afrontar las fiestas de una manera más realista y saludable. Algunas de ellas son:
- Ajustar las expectativas: Es importante recordar que la perfección no existe. Aceptar que no todo saldrá como hemos planeado puede aliviar la presión y permitir disfrutar más de lo que sí está presente.
- Sentir todas las emociones: No hay obligación de estar felices todo el tiempo. La tristeza, la nostalgia o el cansancio son emociones válidas, incluso en Navidad. Permitirnos sentirlas sin culpa es clave.
- Aceptar la realidad: Reconocer y aceptar la realidad tal y como es, sin intentar forzarla a encajar en expectativas irreales, puede ayudarte a reducir la frustración. La aceptación no significa conformarse, sino entender que cada situación tiene sus desafíos y aprendizajes.
- Evitar comparaciones: Lo que vemos en redes sociales o en las películas es una versión editada de la realidad. Incluso cuando hablamos con otras personas de estas fiestas tenemos que entender que cada familia tiene sus propias dinámicas y desafíos, y que, compararnos con sus realidades solo aumenta la insatisfacción.
- Crear nuevas tradiciones: Si las tradiciones antiguas generan dolor o presión, podemos crear otras nuevas, más alineadas con nuestras necesidades actuales. Por ejemplo, si tu familia es dolorosa para ti, tal vez puedas crear una nueva tradición con tus amistades, o pasar este día tranquilo y disfrutando de la naturaleza.
- Priorizar el bienestar: Establecer límites con los compromisos sociales y dedicar tiempo al autocuidado ayuda a reducir el agotamiento emocional. No hay obligación de asistir a todas las reuniones ni de participar en todas las actividades, siéntete en tu derecho a atender a aquellas en las que te sientas cómodo y con ganas.
En conclusión, podemos replantearnos la Navidad, no como un periodo de perfección en el que todo debe de estar bien, sino como unas fechas en las que disfrutar y conectar con lo que realmente nos hace sentir bien. Te animamos a celebrarlas desde la tranquilidad que aporta el saber que nada es perfecto. Incluso te animamos a no celebrarlas si no te sientes con ganas de celebrar. Cada persona merece vivir estos días a su manera, entendiendo sus necesidades, libre de presiones y comparaciones.
Desde Ohana Psicología te deseamos una Coherente y Saludable Navidad.
IGUALDAD DE GÉNERO
En coherencia con el valor asumido de la igualdad de género, todas las denominaciones que en este documento hacen referencia a personas y se efectúan en género masculino, cuando no hayan sido sustituido por términos genéricos, se entenderán hechas indistintamente, según el género de la persona que los desempeñe.
En Ohana Psicología contamos con un grupo de psicólogas expertas en todo tipo de terapias y ofrecemos servicios de supervisión psicológica de psicólogos profesionales.