El duelo normalmente suele estar asociado con la pérdida que produce la muerte de un ser querido, pero también puede manifestarse antes del fallecimiento, lo que se conoce como “duelo anticipado”. Este tipo de duelo se ve acelerado en pacientes con enfermedades terminales como, muy frecuentemente, el cáncer, donde aparecen pequeños duelos que caracterizan el proceso.
El dolor que llega antes
El duelo anticipado ayuda a entender la pérdida como un proceso predecible ante el cual la persona utiliza mecanismos de defensa. En este caso no sólo lleva a la tristeza, común a todo tipo de duelo, sino que aparece la anticipación, el reconocimiento y la aceptación de una pérdida futura.
En pacientes con cáncer terminal, la anticipación y la tristeza surgen a la vez que pequeños duelos que se experimentan de manera progresiva, como pérdidas de relaciones, de trabajo o incluso de estabilidad económica. Estas pérdidas no siempre se reconocen abiertamente, ya que impactan emocionalmente y forman parte del proceso de adaptación a la enfermedad.
Impacto emocional
El impacto emocional se caracteriza por tristeza, ansiedad ante la muerte, culpa por causar sufrimiento a los demás y un fuerte aislamiento emocional, que no permite expresar libremente los temores. Muchas veces se vive una sensación de ambivalencia entre el deseo de seguir viviendo y la aceptación de la muerte, lo que puede ser emocionalmente agotador.
Fases del duelo
Este tipo de duelo anticipado no sigue un camino lineal, pues se manifiesta a través de diferentes fases emocionales. Cada persona pasa por un proceso individual con distintas fases en órdenes e intensidades diferentes.
Reconocer estas fases ayuda al paciente a comprender lo que siente, a la vez que le permite a la familia y allegados acompañar con compasión y validar sus emociones.
La primera fase es la negación, donde el paciente puede rechazar el diagnóstico a modo de mecanismo protector ante el impacto emocional. La segunda fase es la experimentación el enfado y la ira, donde emergen sentimientos de rabia hacia la enfermedad, el destino o incluso hacia sus seres queridos. En tercer lugar se produce la negociación, caracterizada por promesas o pactos, con la esperanza de tratar de revertir el pronóstico. La cuarta fase viene determinada por la emoción de tristeza intensa, pues el paciente, sus familiares y sus amigos sufren por lo que se sabe que está por venir y por la impotencia de no poder evitarlo. Por último, la quinta fase es de aceptación; el paciente comienza a cerrar ciclos y aceptar la situación, lo que no quiere decir que el dolor desaparezca, sino que la emoción dejará de ser limitante para la vida de la persona.
La familia frente a la enfermedad
La familia vive, junto al paciente, un proceso difícil y lleno de cambios: aparece el miedo, la incertidumbre y una sensación de pérdida inminente. Los roles cambian a la vez que el tiempo y las prioridades se reorganizan y se reorientan hacia el cuidado del paciente.
Este escenario causa una montaña rusa emocional, donde se experimenta el denominado síndrome del cuidador: surge en aquellos familiares del paciente más cercanos y más atentos a los cuidados del paciente por la sobrecarga, la falta de apoyo y el impacto emocional que conlleva ver el deterioro del ser querido.
A pesar del sufrimiento, muchas familias también descubren oportunidades de reencuentro, perdón y fortalecimiento del vínculo, encontrando sentido en el acompañamiento mutuo. El acompañamiento psicológico durante esta etapa es clave para ayudar a los familiares a sostener al paciente sin perderse a sí mismos en el proceso.
Acompañamiento psicológico
El acompañamiento psicológico en pacientes con enfermedad terminal y sus familiares tiene como objetivo ofrecer apoyo emocional, facilitar la expresión de emociones y proporcionarles herramientas para afrontar el proceso de duelo anticipado de forma más serena y humana. Este acompañamiento, idealmente integrado en un equipo de cuidados paliativos, favorece una vivencia más digna y consciente del final de vida, tanto para quienes se van como para quienes se quedan.
Conclusión
Las enfermedades en fase terminales, y el particularmente cáncer terminal, representan un profundo desafío emocional y psicológico tanto para el paciente, como para su familia. Este proceso nos revela la importancia de acompañar no solo físicamente, sino también de manera emocional, en los miedos, las incertidumbres y las esperanzas vienen y van durante el camino. Facilitar la expresión de sentimientos y ayudar en la aceptación ayuda a aliviar el sufrimiento y a encontrar un lugar seguro donde pueda expresarse lo que se siente.
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IGUALDAD DE GÉNERO
En coherencia con el valor asumido de la igualdad de género, todas las denominaciones que en este documento hacen referencia a personas y se efectúan en género masculino, cuando no hayan sido sustituido por términos genéricos, se entenderán hechas indistintamente, según el género de la persona que los desempeñe.