traumas intergeneracionales

Los traumas intergeneracionales: cómo aprendemos de las vivencias de nuestros abuelos

¿Qué es un trauma intergeneracional?

Cuando en Psicología empleamos la palabra trauma, nos referimos al impacto emocional que supone un evento para la persona que lo experimenta. Independientemente de cuál sea la situación, lo relevante es el daño o la amenaza percibida y ante la cual la persona se siente indefensa y sin ningún control sobre la situación. Esta indefensión aprendida, cuando no se resuelve de una forma ajustada y adaptativa, puede evolucionar hacia otras vías que se podrían calificar como desadaptativas en tanto en cuanto, con el paso del tiempo llevan a la persona a sufrir consecuencias negativas de diversa índole en sus distintas áreas vitales: relaciones interpersonales, desempeño profesional, relación de pareja, crianza de los hijos…

¿Qué sucede entonces cuando estos traumas se incorporan en el día a día de la persona? Se crean rutinas y hábitos sostenidos por el propio trauma. Es decir, una respuesta al mismo, que se repite de manera inconsciente a lo largo del tiempo y que determina numerosas de las dinámicas de la persona. Los traumas tienen la capacidad de alterar el modo en el que percibimos el mundo, nuestros esquemas respecto a la confianza o cómo somos nosotros mismos o lo que es lo mismo, nuestra propia identidad.

Hablamos más específicamente de trauma intergeneracional cuando una persona al no resolver un trauma, éste se sostiene en el tiempo y transmite a través de los procesos de aprendizaje estas conductas, creencias y dinámicas a sus hijos, perpetuándose así el trauma sin necesariamente haber formado parte activa del evento traumático.

que es un trauma intergeneracional

De tal palo, tal astilla, ¿Cómo se transmiten los traumas de generación en generación?

El ser humano, como la mayoría de los animales, tiene diferentes maneras de aprender. Una de las maneras en las que los infantes adquieren conocimientos, es el aprendizaje por modelado. Se trata de una manera en la que los más pequeños imitan las conductas de los mayores e, igual que cogen un palo y juegan a montar a caballo, son también capaces de observar, imitar y adquirir los patrones de conducta frente al trauma. Así, aprenden a pensar y actuar como sus padres replicando las adaptaciones cuyos padres hicieron frente a las circunstancias.

Los efectos del trauma intergeneracional han sido reconocidos en segundas y terceras generaciones, aunque, en algunos casos, puede alcanzar a más generaciones. Muchas veces, el propio individuo es consciente de que en su familia hay algún tipo de problema cíclico, un leitmotiv que se transmite de generación en generación, haciéndose consciente del trauma legado. Se trata de un problema familiar, aunque también individual. Se pueden heredar respuestas de disociación hacia ciertos estímulos, el sentimiento de culpa o de vacío e, incluso, por ejemplo, los hijos de supervivientes del Holocausto tienen una mayor predisposición a sufrir trastorno de estrés postraumático, dificultades con la individualización, el funcionamiento interpersonal, vulnerabilidad al estrés, ansiedad y depresión.

Algunos descendientes de supervivientes del Holocausto también reportan que suelen tener pesadillas cuyo tema central es la guerra y la tortura, un vestigio de lo que sus padres y abuelos sufrieron.

como se puede tratar el trauma intergeneracional

¿Cómo se puede tratar el trauma intergeneracional?

Aunque las terapias enfocadas en problemáticas de trauma puede que reduzcan el estrés de una persona expuesta a trauma intergeneracional, no siempre suelen ser efectivas. Esto es debido a que no se llega a la raíz del problema, que no sólo es el trauma, sino también toda la serie de mecanismos que se han puesto en marcha para defender a la persona de él: conductas, pensamientos y patrones de comportamiento.

Una de las primeras tomas de contacto con la terapia para estos casos es la regulación emocional, intentando hacer una toma de contacto consciente con el presente, comprendiendo cómo funciona la conexión entre lo que pensamos, lo que sentimos, y cómo actuamos; también, qué parte de cada uno de esos procesos es aprendida a través del trauma de nuestros padres. De este modo, a través del trabajo conjunto con el psicoterapeuta, se pueden cambiar las dinámicas heredadas por unas más saludables.

Es importante tener en cuenta que este tipo de procesos conllevan tiempo para comprender el trauma, para ver cómo la persona reacciona ante él, qué clase de respuestas da ante los estímulos traumáticos y cómo interfieren las mismas en su día a día. Los traumas intergeneracionales se pueden manifestar de diferentes formas y, por eso, desde el ámbito sociosanitario, es importante que se sea consciente de cómo se pueden transmitir esta serie de respuestas de padres a hijos. Una de las maneras de asegurarse de que se toman en cuenta todas las características de este tipo de problemática es acudiendo a un psicólogo profesional con experiencia en el campo de los traumas, ya que las “terapias alternativas muchas veces funcionan únicamente por el efecto placebo y, aunque puedan funcionar a corto plazo, a la larga, pueden tener un efecto de empeoramiento en el problema; ¿por qué?, pues porque las denominadas “terapias alternativas” no son terapias, sino simulaciones sin ningún fundamento científico que ni analizan el problema ni lo tratan, sólo fingen que lo hacen.

IGUALDAD DE GÉNERO

En coherencia con el valor asumido de la igualdad de género, todas las denominaciones que en este documento hacen referencia a personas y se efectúan en género masculino, cuando no hayan sido sustituido por términos genéricos, se entenderán hechas indistintamente en género femenino o masculino, según el género de la persona que los desempeñe.

En Ohana Psicología contamos con un grupo de psicólogas expertas en todo tipo de terapias y ofrecemos servicios de supervisión psicológica profesional a psicólogos.

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