El psicólogo John Gottman es considerado uno de los principales expertos en el estudio de las relaciones de pareja. A lo largo de décadas de investigación sobre la dinámica entre parejas, identificó ciertos patrones de comunicación que permiten comprender y anticipar si una relación tenderá a fortalecerse o, por el contrario, a deteriorarse con el tiempo.
Entre sus hallazgos más importantes se encuentran los llamados “Cuatro jinetes del apocalipsis”, en los que describió cuatro comportamientos especialmente destructivos. Cuando estos aparecen de manera reiterada, erosionan los pilares fundamentales del vínculo: el respeto, la confianza y la conexión emocional.
Estos jinetes no aparecen de repente, suelen instalarse de forma gradual, a medida que los conflictos se repiten sin resolverse adecuadamente. Por ello, poder reconocerlos a tiempo es clave para detener su avance y sustituirlos por formas de comunicación más constructivas y empáticas.
La crítica
Este jinete aparece cuando se ataca a la identidad de la persona en vez de al problema. Todas las parejas discuten y todas tienen frustraciones. Expresar una necesidad o una molestia es normal, pero la crítica va más allá, ya que señala defectos personales y los generaliza. Una queja sería: “llegaste tarde y me preocupé.” Sin embargo, una crítica sería: “eres un irresponsable, siempre haces lo mismo”. El mensaje deja de centrarse en una conducta concreta y se vuelve un juicio personal.
El problema de la crítica es que suele provocar otro jinete: la defensividad. Cuando alguien se siente atacado, deja de escuchar y entra en modo defensa. Para evitarlo, Gottman propone el inicio suave, que consiste en describir la situación desde la propia experiencia, sin acusaciones ni etiquetas: “Me sentí sola cuando no respondiste, ¿podemos hablar de eso?”
El desprecio
Según Gottman, el desprecio es el mejor predictor de la ruptura. Se manifiesta con sarcasmo, insultos, burla, tono de superioridad o gestos como poner los ojos en blanco. Es una forma de comunicar que el otro no solo se equivocó, sino que es inferior y no merece respeto.
Este jinete suele nacer de resentimientos acumulados, necesidades no expresadas y una larga historia de conflictos nunca resueltos. El problema es que el desprecio destruye la base emocional de la relación: la admiración y el respeto. Las parejas saludables no evitan los conflictos, pero sí preservan la dignidad del otro incluso cuando están enfadadas.
Una forma de combatir el desprecio es reforzar el aprecio, es decir, expresar gratitud, reconocer lo que el otro hace bien y recordar por qué se valora la relación y a la persona. Podríamos decir que el respeto actúa como antídoto.
La actitud defensiva
La actitud defensiva es una reacción natural ante la crítica o el desprecio. Aparece cuando alguien se siente injustamente señalado y responde con excusas, victimización o con contraataques: “¿Y tú? También haces siempre lo mismo”
Aunque parezca que se está protegiendo, en realidad la defensividad evita que la conversación avance, bloquea el diálogo y dificulta la resolución del conflicto. Nadie se siente escuchado, el conflicto se estanca y ambos terminan frustrados.
Una alternativa más sana es la responsabilidad compartida, aunque sea mínima. Decir “Entiendo por qué te molestó, intentaré estar más atenta la próxima vez” abre la puerta al diálogo y reduce la tensión.
La evasión o el retiro
Cuando la discusión se vuelve demasiado intensa, algunas personas se desconectan: dejan de responder, miran hacia otro lado, se quedan en silencio o se marchan. Por fuera parece indiferencia, pero por dentro, suele haber saturación emocional y estrés ante la situación de conflicto.
El bloqueo detiene la conversación, pero también deja al otro solo con su malestar. Para Gottman, la solución no es forzar el diálogo, sino tomar una pausa reguladora y volver cuando ambos estén calmados. Un simple: “Estoy demasiado alterada para hablar ahora, ¿podemos estar un ratito solos, pensar en todo esto y retomar la conversación en 20 minutos?” puede cambiar por completo el resultado.
¿Se puede revertir la presencia de los jinetes?
La buena noticia es que su aparición no significa que la relación esté condenada. Muchas parejas los usan ocasionalmente, el problema surge cuando se instauran en la pareja y se convierten en las dinámicas principales. Gottman demostró que lo que diferencia a las parejas que funcionan no es la ausencia de conflicto, sino su capacidad de reparación emocional: pedir perdón, escuchar, validar y recordar que los dos están en el mismo equipo.
Reconocer estos patrones y reemplazarlos por comunicación empática, lenguaje respetuoso y responsabilidad compartida puede transformar la dinámica y fortalecer el vínculo. Si percibes que estos jinetes están deteriorando vuestra relación, en la terapia de pareja se puede trabajar en recuperar la conexión, crear espacios de diálogo seguro y fortalecer el vínculo. Identificarlos a tiempo es un acto de cuidado hacia la relación y hacia uno mismo.
Equipo Ohana Psicología y Atención Psicoeducativa
IGUALDAD DE GÉNERO
En coherencia con el valor asumido de la igualdad de género, todas las denominaciones que en este documento hacen referencia a personas y se efectúan en género masculino, cuando no hayan sido sustituido por términos genéricos, se entenderán hechas indistintamente, según el género de la persona que los desempeñe.
En Ohana Psicología contamos con una gran variedad de libros que podemos recomendar para complementar o para abordar ciertas áreas en los procesos terapéuticos de cada uno.



